Sobre las 7 de la mañana dos llamadas en nombre
de ETA alertan de la colocación de un coche-bomba en el aparcamiento principal
cubierto del aeropuerto de Málaga que estallará a las ocho. La policía
desalojó la zona pero al parecer un fallo en el dispositivo de ignición evitó
la explosión. Artificieros de la Policía desactivaron la bomba tras cinco horas de
trabajo y varias detonaciones de baja intensidad para abrir el coche y
localizar el artefacto, que estaba colocado en el maletero; también se
neutralizó un sistema-trampa que activaba la dinamita (53 kilos) en caso de
movimiento. Durante todo este tiempo el aeropuerto quedó aislado causando
problemas a miles de personas. El vehículo utilizado fue un "Peugeot
405" blanco, robado el 20 de julio en Cestona (Guipúzcoa), al que
le colocaron unas placas de Madrid. El coche fue estacionado el día anterior.
Por estos hechos fueron juzgados y condenados Javier Zabalo Beitia, Ainhoa
Barbarín Yurrebaso e Ismael Berasategui a 14 años de cárcel.